Ciclismo

Desde los Pirineos hasta las Terres de l’Ebre, siguiendo la costa mediterránea, Cataluña ofrece a los amantes del ciclismo todo lo que necesitan para su viaje sobre dos ruedas: terrenos variados y accesibles, rutas, una colección de servicios diseñados para el cicloturismo de carretera, y un clima agradable durante todas las estaciones del año.

Con un paisaje mediterráneo excepcional, Cataluña es una tierra en la que nada es imposible. Además, posee una gran variedad de geografía incluyendo pasajes de montaña en la Val d'Aran y largas playas llenas de arena en la Costa Daurada.

Ciclistes en una carretera amb el mar al fons

Se trata de un país que ofrece a los turistas una herencia natural y cultural de lo más rica, así como una gastronomía de primer nivel, por lo que todo ello complementa perfectamente una aventura ciclista. La cocina, el arte y la historia se añaden al cicloturismo tradicional para convertirlo en una experiencia de lo más completa.

A lo largo del viaje, los ciclistas se encontrarán con rutas perfectamente mantenidas, además de empresas y servicios especialmente diseñados para satisfacer sus necesidades.

Rutas con encanto, historia y tradición

Desde la costa mediterránea hasta lo más alto de los Pirineos, se extiende una extensa red de rutas secundarias que aportan el escenario perfecto para disfrutar del ciclismo a lo largo de todo el año. Las tranquilas y panorámicas carreteras que atraviesan regiones llenas de montañas y campos de cultivo, así como zonas de viñedos, permiten descubrir un terreno natural único, visitar pequeños municipios y degustar la cocina local.

En Girona, la Costa Brava se mezcla entre las montañas de Les Gavarres y los Pirineos, con rutas encantadoras que comienzan y terminan en ciudades como Lloret de Mar y Blanes.

Desde la costa del Maresme, con Santa Susanna y Calella como puntos de partida, el ciclista puede conectar por un gran cinturón verde con cinco parques naturales en torno a Barcelona, que le llevarán a lugares simbólicos como el Montseny, Montnegre y Montserrat. Al sur, la costa de Tarragona es la puerta de entrada a rutas rurales como la del Montsant, Sierra de Prades, y la de los Puertos de Tortosa-Beseit desde Cambrils o Mont-roig del Camp

Rutas en familia y cicloturismo slow

Si se quiere llevar a la familia y disfrutar de la parte más relajada del cicloturismo, Cataluña tiene una amplia gama de rutas aptas para todos, incluidas rutas con algunas pendientes, así como carriles ciclistas y peatonales separados del tráfico. En Girona, las Vías Verdes permiten combinar los Pirineos con la costa del mar Mediterráneo, con la ruta del hierro y del carbón (entre Ripoll y San Juan de las Abadesas), y el Carrilet de Olot (desde Olot a Sant Feliu de Guíxols, pasando por la ciudad de Girona).

En Tarragona, las Vías Verdes del Baix Ebre y la Terra Alta conectan el macizo de Els Ports hasta la boca del río Ebro, que es otra zona natural preciosa, y parece pensada especialmente para deleitarse de la parte más calmada del cicloturismo.

En la plana de Lleida, la ruta de los Pedales del Canal de Urgell muestra la región bajo los ojos de una de las obras hidráulicas más importantes de la historia catalana. Y en Girona, la Pirinexus ofrece una ruta de ciclismo que traspasa fronteras mostrando la belleza del paisaje y la herencia regional y cultural.

Cicloturismo en las montañas

Cataluña tiene más de 6.000 kilómetros de rutas señaladas que llevan a cada rincón del territorio. Existen rutas diseñadas para que el ciclista las haga en diferentes días. Por ejemplo, la Vuelta a la Serra del Cadí y la Ruta del Císter a Tarragona.

Para niveles intermedios y avanzados, también existen varias rutas autoguiadas por toda Cataluña, como la Pedals de Foc, Pedals del Pedraforca, Pedals del Priorat, Pedals dels Ports, Tracks del Diable, Tracks dels Volcans y Tracks de la Costa Brava. En todas estas rutas se puede, además, alquilar un servicio de transporte de material para llevar todas las pertenencias entre los diferentes lugares en los que el ciclista esté alojado.