Hola, me llamo Patrick y soy sordo, aunque no sordomudo, ya que la sordera no implica un daño en las cuerdas vocales.
Me gusta viajar y cuando voy a países con lenguas diferentes a la mía, a veces tengo menos dificultad que los que oyen, ya que durante toda mi vida me he comunicado por signos. Hablo tanto LSC (Lengua de Signos Catalana) como LSE (Lengua de Signos Española), y estoy aprendiendo el Sistema de Signos Internacional (ISS). Cuando era un bebé, empecé a leer el lenguaje de signos al mismo tiempo que el resto comienza a decir sus primeras palabras.
Casi siempre viajo con mi amiga Julia que, aun teniendo una hipoacusia, utiliza el lenguaje oral para comunicarse, aunque también conoce el lenguaje de signos. Como curiosidad, te contaré que no todos conocemos y hablamos la lengua de signos, tampoco todos leemos los labios, aunque muchos de nosotros sí que lo hacemos.
Cuando viajo me gusta que me traten como a cualquier otro turista, por esa razón te daré unos cuantos consejos que te ayudarán a hacerme sentir cómodo y bien atendido:
Hola. Me llamo Álex y tengo una discapacidad física: voy con silla de ruedas desde hace unos años, después de un accidente. Como podéis apreciar, me acompaña mi novia, Lulú.
Mucha gente me pregunta qué me gusta hacer cuando tengo tiempo libre y yo les digo seguramente lo mismo que tú: me gusta viajar, conocer nuevos lugares, la naturaleza, la gastronomía, la cultura, practicar algún deporte... También quieren saber quién me acompaña en mis viajes, pero eso depende; a veces voy con la familia, con mi pareja o con los amigos. Pero, a diferencia del resto, para mí que un hotel, restaurante, museo o parque sean accesibles es imprescindible. Por eso, os quiero dar algunos consejos sobre cómo tratarme para hacerme sentir como un cliente más:
Hola, me llamo María y mi pareja y yo acabamos de tener nuestro primer hijo. Cuando nació, decidimos que por el hecho de ser padres no dejaríamos de hacer aquello que más nos gusta: viajar, ir a restaurantes y realizar actividades en la montaña. Pero la realidad es que cuando el pequeño ha crecido un poco y hemos vuelto a la actividad, nos hemos encontrado con algunas cuestiones que no nos habíamos planteado antes de ser padres.
La primera es la cantidad de equipaje que tenemos que llevar, ¡por no mencionar las dificultades que nos encontramos a veces por ir con el cochecito del niño! Como dicen los expertos, cuando eres padre, haces el primer curso de accesibilidad con el cochecito: nos encontramos vehículos aparcados en la acera y en los pasos de peatones que no nos dejan pasar, muchas escaleras de acceso a los edificios o ascensores pequeños donde no entra el cochecito, por no hablar de los tres más todas las bolsas...
Pero también hay otras cuestiones que nos ayudan, como ser bien recibidos, que tengan en cuenta nuestras necesidades y que no se extrañen cuando les pedimos ciertas cosas. Ahora te daré unos cuantos consejos para hacerme sentir como un cliente más:
Hola, mi nombre es Alicia y soy una persona baja, no de estatura baja. Mi pareja es Marc, que no es bajo, sino todo lo contrario.
Nosotros viajamos por trabajo y por ocio —de forma que ya conocemos medio mundo—, y observar cuán diferentes somos los seres humanos es realmente divertido. Aunque el mundo está cada vez más globalizado, puedes conocer el perfil de la gente de cada país por cómo están diseñados los espacios: en los países del norte, puesto que son altos, los percheros y los espejos los ponen bien arriba; y sabes, me da rabia, porque yo no llego para dejar la bolsa o mirarme en el espejo; y, en cambio, en la calle los carteles de las tiendas y los toldos los colocan muy bajos y, cuando va despistado, Marc ya se ha dado un golpe en la cabeza, pero en nuestro país hacemos lo mismo...
Cuando viajamos nos gusta que nos traten como a cualquier otro turista; por esta razón te daré unos cuántos consejos que te ayudarán a hacernos sentir cómodos y bien atendidos:
Lo contrario le pasa a Marc, que se da golpes con los toldos y los objetos de decoración, pero, como yo le digo, a las cosas bajas llegamos todos, pero si están muy arriba ¡hay una parte de la población que no las alcanza!
Hola, somos Enric, Laura y nuestra hija, Aina, que tiene una discapacidad intelectual. A pesar de que todavía es muy pequeña, queremos que más adelante pueda ser lo más independiente posible; hoy por hoy, es una niña muy alegre, le encantan los animales, cantar y es muy sociable, habla con todo el mundo. Por esta razón os queremos dar algunos consejos sobre cómo tratarla y hacer que se sienta como una clienta más, pensando en aquello que ella os diría:
- Proporciona material escrito como recordatorio; quizás te pediré que me escribas los datos importantes o las tareas a realizar.
Hola, me llamo Jordi y os presento a mi familia: mi mujer, Montse, y mis dos hijos, Xavi y Julia, sin olvidar a Oliver, mi perro guía y uno más de la familia. Como podéis imaginar por mis gafas y mi bastón, soy ciego de nacimiento.
Antes de que preguntes, ya te digo que tengo limitaciones, pero no por eso he dejado de sentir y vivir un montón de emociones, puesto que he aprendido a desarrollar mis otros sentidos para no perderme nada. Mis aficiones son leer libros, ya sea en braille o a través de audiolibros; visitar museos y monumentos, si estos disponen de recorridos adaptados y guías especializados; y asistir a cualquier espectáculo de cine, teatro, etc., siempre que ofrezcan algún sistema de audiodescripción que me relate los acontecimientos visuales que se producen en el escenario y que yo no puedo ver.
Por supuesto, me gusta viajar y conocer lugares diferentes, y lo hago a menudo con mi familia, nosotros cuatro y mi perro guía, Oliver.
Aquí tienes unos consejos para hacerme sentir como un cliente más:
Has de saber que nuestros perros guía tienen permitido el acceso a todos los lugares públicos, y que su comportamiento es ejemplar gracias al gran esfuerzo realizado en su selección y educación.
Hola, me llamo Lucía y os quiero presentar a mi familia: mi hija, Neus, y mi yerno, Enric.
Aunque no lo parezca, tengo ochenta años y desde que me quedé viuda, mis hijos siempre insisten para que vaya con ellos de viaje. A mi marido y a mí siempre nos gustó ver mundo, como nosotros decimos... y ahora salgo con ellos.
Hace unos meses me caí y, desde entonces, voy con andador. Al principio me daba vergüenza, pero la verdad es que ahora ya me he acostumbrado y me siento más segura e independiente para ir a la mía. Ya lo dicen, ¡la edad no perdona! Y cuando te haces mayor siempre hay algunas limitaciones, pero a mí las ganas de ver mundo no me las quita nadie, y, si no voy con los hijos, salgo con el grupo de amigos de toda la vida, que somos unas ocho personas de mi edad, y nos lo pasamos en grande.
Aparte de viajar, también nos gusta la cultura, ver una exposición en el museo, nuestro día de cine o teatro, ir a comer o cenar a un buen restaurante y, como estamos jubilados, cada día hacemos algo diferente. Siempre nos informamos para saber si se trata de espacios accesibles y no tener que subir escaleras, ya que con el andador es complicado.
Ahora te daré unos cuantos consejos para hacerme sentir como una clienta más: